Saturn.

Tengo una forma de escribir algo hueca, a mis amores perdidos, a mi pirata en alta mar, a las estrellas lejanas y frías, que son iguales que yo, a esas historias profundas que he de tratar de olvidar por las noches en las que el silencio de la vida me llena por completo y no me permite dejar de pensar en las sonrisas, en las batallas, en las palabras que nos dijimos, en cada detalle de lo que sucedió. 
Fuimos un suspiro leve que se quedo atrapado entre los labios y el corazón, pero entonces se arrepiente de existir y regresa al interior como una bocanada de aire y termina saliendo en forma de bostezo, fuimos una luz chiquita y silenciosa, invisible a la vista, ahogada entre tanta inmensa obscuridad y profunda soledad colectiva, entre sueños y cenizas, entre fuegos extinguidos, yo soy tu saturno que no existe, que se esconde, que se defiende con anillos como ese que me entregaste, en cualquier lugar en el que te encuentres esta vez no podre alcanzarte.
Tengo una forma muy hueca de escribirle a mis amores perdidos, no hay manera de explicarles como les pude querer porque nunca les quise, porque el amor no significa nada cuando deja de existir en el mundo y se convierte en un recuerdo y aquellos se apagan y se van quedando en esa inmensidad del universo y aunque quisiera de verdad con todo mi corazón que todos desaparecieran existe uno que se niega a abandonarme. 
Y se queda varado como esa luna en medio de mi pecho en soledad.
Soy tu saturno inexistente y tu mi navegante en alta mar, guiándote con el cielo tratando de llegar a un puerto, luchando con las olas y la necedad mía de querer perderte.
Y aunque no lo quiera me queda la eterna espera de tu retorno a mis tierras, de tus anclas en mi mar, de tus letras en mis poemas y de ese suspiro que no se arrepiente y sale retumbando todo a su al rededor y se come al mundo entero, abriendo paso a la luz, a la creación y a la vehemencia de que tu y yo... tu y yo... alguna vez... existiremos. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quien eres?

Universo alterno #326

Érase una vez el amor, pero tuve que matarlo.