3 am.


Carta a tu descuido, tu hombría, tu orgullo y decepción.

Si. Precisamente a las tres de la madrugada es cuando siempre mas me agarra la inspiración, después de que me mandaste a la fregada y no tuve mas remedio que llorar, aquí me encuentras, escribiendo una carta para decirte de alguna manera todo lo que tuve que callar por tu actitud y la manera fría y estúpida en la que me colgaste el teléfono.
Yo no tengo la culpa de que las cosas no funcionen entre los dos, yo estuve dispuesta a entregarme siempre el problema fue que nunca quisiste sostenerme.
¿Porque los humanos nos destinamos siempre a hechale la culpa a alguien mas?
Mis errores fueron quererte y permitirte siempre tratarme como se te antojara y moverme a tu gusto, permitir alejarme de todo y depender de ti, dejar que mi cerebro se secara para que tu tuvieras botana que desayunar, cortarme las alas, encerrarme en una jaula.
Tu y tu machismo me asesinaron día con día, hora con hora, vivo sola porque así decidiste tu, no tengo amigos porque tus celos psicóticos me obligarlos a alejar a todos a quienes alguna vez les importe. No hay maquillaje en mi peinador pues no te gustaba que me arreglara para salir. No hay faldas cortas en mi guardarropa pues no quisiste que mostrara mis piernas otra vez.
Deje de fumar porque odiabas el olor del humo del cigarro. Deje de beber porque detestabas que las mujeres tomaran alcohol. Deje que me dijeras que a tu lado seria mejor persona y que me amarías por siempre. Deje de creer en mis sueños y deje de escribir, cambie mi trabajo por uno donde ganaba mas dinero y a pesar de detestarlo siempre insististe que me serviría mas, para el futuro, ese futuro que juraste tendríamos juntos.
Deje de pensar, deje de vivir.
Te permití tantas cosas tantas veces, tantos pisotones y golpes emocionales una y otra vez, te perdone y te volví a querer.
Y nada de todo esto es algo que pudo valer la pena, porque eres tan poco para mi, que tuve que cambiar para que merecieras algo que fuera tan poco. Algo que nunca fui. Algo que no seré de nuevo nunca. Hasta aquí. Aun tengo la voz, esa voz que dice que es suficiente.


Sarah M. Riv.

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